sábado, 24 de enero de 2015

Azules

Los lugares descansan en ese bosque de otoño. Viajo un poco para escapar de los espacios que no me satisfaces aunque si acostumbro. Los sucesos en el diario, despertar temprano, el óxido en las ventanas, las gotas de este calefactor averiado.
La casa se encuentra al lado de un lago. En invierno el agua mojaba suavemente los pilotes, pero ahora ese mismo invierno parece escondido, jugando con la arena, mar adentro, haciendo castillos con las piedritas que recoge del fondo.
Yo sueño con mundos pasados, cuando regreso a lugares y entonces me pregunto dónde, en qué lugar habré dejando tanto. Tropezando quizás, se me han caído algunas cosas, costumbres y cielos. No vuelvo para padecer sino más bien para soslayar algunas costuras flojas. 

Ese espacio enorme se recoge en el vestíbulo y se expande en la sala de sillones, allí todo es enorme, tal cual como lo dejamos la última vez, entre sabanas y pantalones, sacudo libros y los átomos parecen desfilar en líneas precisas que han cruzado todo el universo que por lo menos yo conozco: la atmósfera, las hojas rojas y ahora están aquí, luego de todo ese viaje (quisiera ser como la luz que viaja sin perder el tiempo).

Cuando ha llegado, ya todo está limpio, al menos las cosas sobre las que  podría colocar atención.
Las estrellas fugan de nuestra vista
El vino se mezcla con la sangre
La habitación se inunda de esa mezcla y en la extravagancia siempre implícita en los cuerpos desnudos, persuadimos a las velas con un poco de trazos y pliegues para que parezcan más oscuras de lo normal. Ellas aceptan a cambio de ser espectadoras y poder mover sus fuegos mientras nosotros movemos los nuestros.
Todo se aclara, las cosas parecen de nuevo volver al lugar
Volver al espacio, a lo diario.
...............................................

ya no está.
los edificios cambiaron el lago
solo hay fantasmas

pero en los sótanos aun están las sabanas, el olor y los colores, pero todo bajo polvo no tiene el mismo sabor.
El invierno parece comprarle café a una mujer, todo se traduce en vidrios y reflejos. No esta ahí lo que quiero, no está ahí lo que siento, tal vez está entre las escaleras, bajo los ascensores o entre los fierros. He perdido su rastro, dime algo que parezca salir de los cuadros que hemos pintado para vivir aquí, para seguir respirando donde no hay olas, donde no hay cielos.
Acostumbro a sentarme frente al espacio que me ha dejado solo en el universo, y dentro de ese lugar, retorno a lo innecesario, retorno a lo nefasto,
o lo desagradable de palabras rimando de,
de costumbres envueltas en papel de regalo.

Al fondo hay un lago, es primavera.
La catarsis de las flores y las abejas,
se contrae el cosmos y vuelvo.
El agua humedece las rocas.
Traigo una caña de pescar,
la dejo en el suelo, tomo la punta del hilo,
ya es invierno
y vuelo en la lentitud de un mal sueño,

 soy el anzuelo.

miércoles, 14 de enero de 2015

Fango

Esperando que te atraiga
      mi forma de matar moscas,
me planto cojo y tieso
sigiloso, sin apuro
dejando el ojo izquierdo
en ese sepulcro del que pretendo
       robar un beso
y el derecho lo mantengo
entre el ombligo y cuello.

No me trago fácil el cuento
de policía fornido,
pero solo te pido
que no te hagas la difícil princesita
saltemos de este fango
y ensuciemos tu vestido.

Flotemos
y comamos moscas
hasta quedar satisfechos.

jueves, 13 de marzo de 2014

Certeza

Un hombre puede dedicarse
a escribir garabatos en papeles como éste.
y los arlequines por su parte
ser presidentes
                o ministros de cartera.

Pero ya está hecho;
tranquilos todos
                nada termina el día de mañana.

Los niños y sus soldaditos de plomo,
los escalofríos de la guerra
de los bosques que esconden a los fusilados
de los trenes recorriendo el invierno
con los sucios cerdos, muriendo apilados.

Tranquilos todos,
no hay de qué preocuparse.
Un macaco escribe las políticas de estado,
mientras en el vaticano,
                las ratas comulgan
con sotanas y velos largos.

Las niñas y sus labios pintados,
mujercitas trabajando en la India,
rupias y ropas, trozos de piel desnuda.

pero seguid ahí,
                tranquilos todos.
Los leviatanes son invisibles
escondidos bajo nosotros,
consumiéndonos en la velocidad del precipicio.


Puedo asegurar que aún sigues ahí,
muriendo, como lo hacemos todos.